“Vivir estas horas cruciales es un privilegio terrible. Los periodistas y membros de las organizaciones humanitárias pueden dar conta de ello: la tragedia de Bosnia es una vía única del conocimiento de las possibilidades de luminosidade e ignominia de la espécie humana. Todos han redescubierto allí la vigência de unos valores enmohecidos y arrinconados en nuestras sociedades, han ganado a veces en un lapso muy corto rigor y autenticidade.
Nadie puede salir indemne de un descenso al infierno de Sarajevo. La tragedia de la ciudad convierte el corazón, y tal vez el cuerpo entero de quien la presencia, en una bomba presta a estalar en las zonas de seguridade moral de los directa o indirectamente culpables, allí donde pueda causar mayor daño.”
"Adiós a Sarajevo" in Cuaderno de Sarajevo (Anotaciones de un viaje a la barbarie) de Juan Goytisolo, Ed. El País/ Aguilar, p.106.
"En los dias y noches calientes falta espacio en los hospitales, falta espacioo en los depósitos de cadáveres —que hay que alinear en la acera—, falta espacio en los cementerios. Dado que los entierros eran uno de los blancos preferidos de los francotiradores, ha habido que improvisar otros en lugares menos expuestos (el parque de la colina Kovaci) o aprovechar la permisibilidad del crepúsculo para sepultar a las víctimas a escondidas (en las cercanias del estádio olímpico de los Juegos de Invierno de 1984). Las tumbas de este último ofrecen unas particularidades únicas: mientras la fecha de nacimiento de los inhumados abarca varias décadas, la del trânsito es fija, 1992 o 93. La causa del fallecimiento es conocida y algunas de Ias víctimas han perecido en el mismo camposanto. Al pie de la estatua del León, las losas de mármol del pequeno cementerio civil de la época de Tito se hallan cercadas de una marea de cipos y esteias con la medialuna y estrella de cinco puntas mezcladas con cruces católicas u ortodoxas, orientadas también conforme a la alquibla. La muerte ha igualado y reunido a los creyentes de las religiones del Libro, víctimas de una misma barbárie. A esa apretujada cosecha de cruces y estelas funerárias habría que anadir otra, monumental, con las fechas de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU de 1948, de la Convención Europea de Derechos Humanos de 1950, del Acuerdo sobre Derechos Civiles y Políticos de la ONU de 1966, de la Carta de la Conferencia sobre Cooperación y Seguridad Europeas de Paris de 1990, de Ia Carta Fundacional de las Naciones Unidas y de la célebre Convención de Ginebra con la leyenda «Aqui yacen Ia dignidad de la Comunidad Europea y la credibilidad de la Organización de Naciones Unidas muertas en Sarajevo. Perecieron por la inigualable cobardia y cinismo de sus negociadores y dirigentes», como recordatorio a todos los pueblos del mundo de cuánto vale el compromiso moral de las grandes potências —docenas y docenas de acuerdos incumplidos y resoluciones archivadas-— cuando sus intereses vitales no en-tran enjuego."
"Hospitales, cementerios, Oslobodenje" in Cuaderno de Sarajevo (Anotaciones de un viaje a la barbarie) de Juan Goytisolo, Ed. El País/ Aguilar, pp.36-37.